Biografía

Miguel Ángel Estrugo Hernández nació un 15 de octubre de 1972 en la ciudad de Cadiz, España. Desde pequeño tuvo un espíritu inquieto y ya desde los tres años comenzaba a esbozar sus primeros dibujos. Fue el segundo hermano de cuatro: Carmen es la mayor, le siguen Rocío y Álvaro.

Por cuestiones laborales de su padre, Miguel debió viajar mucho durante su vida adolescente. Miguel Estrugo Santaeugenia era entonces uno de los  gerentes del Banco Español y como tal lo destinaron a encabezar diversas sucursales en América. La familia, pues, debió hacer las maletas para ir con su progenitor a donde la oficina central disponía.  Y fue el destino que quizo que los primeros meses los pasaran en EE.UU. y Panamá.

Sin embargo, la primera escala importante de Miguel fue Buenos Aires, Argentina, donde vivió casi un año. Desde un principio en la escuela le hicieron notar su acento español y fue ahí donde comenzó a empaparse del espíritu latinoamericano de esta parte del mundo.

Pero fue sin duda el que se radicaran en Chile lo cual forjó el carácter definitivo de Miguel. Llegaron a principios de 1981, su padre se hizo cargo del banco español en Santiago, actualmente conocido como Banco Santanter. Llegaban a un país con toque de queda en plena dictadura de Augusto Pinochet, cosa que no les afectó en absoluto. Su familia se acostumbró rápidamente al estilo de vida de los chilenos, aunque el marcado acento español de todos se mantuvo intacto. Y el tono cantadito de los anfitriones no dejaba de hacerlos reír.

A Miguel lo matricularon en el Colegio San Pedro Nolasco, al que ingresó en Tercero Básico, una época en que los niños forman grandes amistades. Y Miguel no fue la excepción. Algunos de sus más recordados compañeros fueron Mario Contreras, Pablo Candia y el “Roto” Binimelis. Desde chicos compartieron mucho. Las reuniones para jugar Atari eran memorables. Sin embargo, hubo un momento que marcó para siempre a Miguel: el comenzar a hacer historietas.

Eso ocurrió en 1984, cuando cursaban Sexto básico. Cada uno de los amigos – a los que habría que sumar otros más – hacía sus propias historietas, incluso llegó un momento en que quien dibujaba comics debía tener una editorial. Miguel creó la suya: Editorial Unicornio. Y bajo ese sello garabateó cientos de páginas de cuaderno con historias, principalmente de animales antropomorfos. Fueron días de relajo, esparcimiento, dibujos, juegos de video y  simuladores de vuelo en su Atari 800XL.

Pero nada es para siempre. Llegó 1987, las historietas estaban en su mayor apogeo entre los amigos, pero a Miguel lo cambiaron de colegio y fue a parar al SEK. Tal decisión hizo que poco a poco fuera alejándose de sus queridos amigos. Y aunque logró conocer nuevas amistades, mantuvo sus relaciones con el San Pedro Nolasco y no perdió oportunidad de seguir conociendo amigos.

Sin embargo, aquel año Miguel recibió la dura noticia de que a principios de 1988 tendrían que abandonar Chile – el país en el que más había vivido y había formado su carácter – para partir a nuevos rumbos.

De los útimos amigos que logró conocer cuando su partida ya era un hecho destacó Fernando Meza que había ingresado al San Pedro Nolasco, también dibujante de historietas y con quien, luego de su partida de Chile, se seguirían enviando cartas manteniendo una amistad a lo lejos.

Pasó unos meses en EE.UU. hasta que a su padre lo destinaron a Montevideo, Uruguay, país donde residiría hasta el año 1995. Los lazos con Chile cada vez se hacían más difusos y una de las pocas cosas que lo mantenían conectado con el país eran las cartas que se mandaba con Fernando, y que incluían historietas hechas por ambos e incluso casettes.

En Uruguay hizo nuevos amigos, terminó la educación secundaria e ingresó a estudiar Licenciatura en Comunicación en la Universidad Católica. Fue ahí donde encontró un mundo tan apasionante como las historietas: la computación y la incipiente autopista de la información que hoy conocemos a secas como Internet. De hecho él diseñó el primer sitio web de la Universidad. De forma autodidacta aprendió a desarrollar páginas en lenguaje HTML y con justicia podemos mencionar que Miguel fue un pionero de la web. Por aquellos años también se sumó a un colectivo de historietistas con el nombre de Syprocomic, que le permitió publicar sus dibujos en algunos medios.

Sin terminar sus estudios, a su padre lo cambiaron nuevamente. Ahora volvían a España, específicamente a las Islas Canarias, donde pasaron una temporada, temporada que Miguel no desperdició ya que también creó uno de lo primeros portales web de las islas.

A fines de los años 90 la familia completa se traslada a la ciudad de Granada, donde Miguel estudia un par de cursos que le permitirían profesionalizar sus conocimiento en informática e Internet. Sin embargo, la noche buena de 1999 mientras todos celebraban, el padre de Miguel moría repentinamente.

A principios de los 2000 Miguel decide independizarse y viaja a los EEUU para dedicarse a sus dos pasiones, Internet y las historietas. En el país del norte logró publicar varias de sus obras en formato web y podría decirse que llegó a contar con una buena situación, compartiendo departamentos con diversos amigos.

Pero llegó el nefasto martes 11 de septiembre de 2001. El ataque a las Torres Gemelas le causó una gran impresión a Miguel al ver cómo una de las torres donde trabajaba caía estrepitosamente al suelo, perdiendo con ello su computador y mucho material de su obra. Sí, Miguel trabajaba en el World Trade Center. Fue la fortuna la que hizo que se quedara dormido y llegara tarde ese día. Vió el colapso desde el tren que lo llevaba a su destino.

Preocupada por el incidente, la madre de Miguel lo llamó de regreso a Granada donde transcurrieron sus próximos años. Al cabo de poco tiempo, ella también moriría, pero a diferencia de su padre, un cáncer a la cabeza la mantuvo en agonía todo un año. Y Miguel se encargó de ella todo ese tiempo.

Sin nada más que hacer en España. Miguel vió una oportunidad de desarrollarse nuevamente en Chile, el país donde tantos años vivió. Comenzó un blog que tituló “Cabros de los 80” – que escribió entre 2005 y 2007 – y que ponemos a disposición de ustedes en este sitio web para que lean los artículos que escribió entonces.

Ya radicado en Chile, y con la herencia dejada por sus padres, creó la empresa Portel Studios, una agencia de comunicaciones enfocado en lo digital. También por aquelios días conoció a quien sería su gran amiga y confidente, Laura García, una colombiana que como Miguel, también supo lo que era el dasarraigo.

Los años pasaron, hubo encuentros amistosos con viejos amigos. Miguel se compró un Jeep Wrangler que siempre quiso tener y en su departamento de Vitacura realizaba de vez en cuando encuentros que llamó la “República Ochentera”. También participó en “atariadas” y se dedicó a comprar hardware, computadores y consolas, su gran hobby.

Sin embargo, una serie de malas decisiones y la falta de clientes descorazonaron a Miguel. La depresión se apoderó de él sin que ninguno de sus cercanos se enterara, ya que siempre la sonrisa fluía de sus labios y en todo momento lanzaba una buena talla. Su rostro bonachón y alegre nada hacía presagiar su destino. Así, un día 28 de mayo de 2011 Miguel fue encontrado sin vida en su departamento. Tenía 38 años.

Sus hermanos vinieron a despedirlo. Y hoy sus restos descansan en un memorial ubicado en la iglesia Santa María de Las Condes, casi al llegar a Av. Kennedy.

Este sitio web no tiene otra finalidad que recordar quién fue Miguel Estrugo y guardar permanentemente su memoria.